Nueva vida

Ay, la ironía.
No me refiero a la ironía que usaba Echeverría en su obra El Matadero en contra de los Federales, no, ese tipo de ironía no.
Mi vida es una ironía y debe haber alguien que se muere de la risa. Pero yo me mantengo acá, tratando de llevarme bien con ella y a veces me rio y otras lloro, un montón.
La ironía de mi vida se centra en el poquito amor que puedo ofrecer.
Amé un montón y fui feliz. Era exquisito todo, entrañable hasta el último segundo. Reia todo el día y escribía canciones.
Pero mi vida se aburrió y quiso cambiar todo, entonces las cosas empezaron a ponerse cada vez más grises y más grises hasta que todo se tornó de negro.
Llegué a pensar que no iba a querer a alguien con esa misma fuerza que la primera vez. Mantuve esa idea por años y así pensé que iba a estar bien.
No es cuestión de no poder estar sola, pero mi corazoncito ofrecía más y más amor.
La vida me llevó a conocer a alguien, que sin pensarlo se amigaría con vida y ésta le regalaría parte de mi corazón.
Y así fue... esa idea se desvaneció tan rápido y tan fuerte volví a querer, pero duró tan poco.
Hoy, casi dos años después, vida se ríe en una esquina de mi mundo, viendo con que ironía se dieron las cosas.
Hoy, a pesar del tiempo, porque creo yo que los sentimientos no saben de tiempo y ellos salen cuando quieren para aflorarte la piel, sigo queriendo a esa persona que despertó el amor que tenía dentro. Lo desenterró y luego huyó.
Ahora, este pequeño relato no coincide con el título. Voy a contarte, lector, que hoy nació el bebé de esta persona a quién quería y hace mucho no sentía tal desesperación, bronca y tristeza junta.
A esto le digo ironía, porque aunque no quisiera estar ocupando el lugar de "madre", como me gustaría poder seguir queriéndolo.

Comentarios